El Lenguaje de las Plantas


Lenguaje de las Plantas

Cuando se habla del lenguaje de las plantas, en general, se hace de un modo equívoco. Solemos referirnos a nuestro propio lenguaje, en el que otorgamos a las plantas significados que varían culturalmente. No hace mucho tiempo, entre nosotros se decía, por ejemplo, que la rosa roja habla de amor apasionado, la camelia, de pureza, el alhelí, de modestia, y el cardo, de desprecio. Nada tiene que ver, obviamente, con cualquier forma de comunicación entre las propias plantas. ¿Acaso se comunican? Sí que lo hacen, y de acuerdo con un estudio reciente se reconocerían a sí mismas como individuos e incluso podrían ayudar a los parientes cercanos.

Distinguir a uno mismo de los demás es importante en la naturaleza (sólo jugando, un gato caza su propia cola) y ha sido demostrado en muchos animales, pero no se conoce bien entre las plantas. Hasta ahora se sabía que, en algunas especies, las raíces de un individuo eran capaces de inhibir el crecimiento de las de otros cuando entraban en contacto físico. Si las que contactaban eran raíces del mismo plantón, en cambio, esa inhibición no se producía. En otras ocasiones ocurría lo contrario. Raíces que contactaban con las de otros individuos crecían con inusitada rapidez, pero si lo hacían con otras del mismo pie moderaban su crecimiento, dando a entender que sabían que el trabajo de esas vecinas era bueno también para ellas. En todos esos casos, el contacto físico y presumiblemente fisiológico se mostraba necesario.

El biólogo Richard Karban y su grupo fueron un poquito más lejos. En una planta del género Artemisia demostraron que los distintos pies eran más resistentes a los herbívoros cuando se les exponía a componentes volátiles emitidos por vecinos que habían sido mordisqueados. De alguna forma, se sugería, los individuos dañados usaban compuestos químicos para advertir del riesgo a los vecinos y a otras ramas de sí mismos, que así podían adoptar medidas defensivas (como acumular productos tóxicos en las hojas). El siguiente paso (publicado en Ecology Letters, 12: 502-506, 2009) indica que, en relación con plantas control, la respuesta a esas advertencias volátiles es hasta un 40% más exitosa no sólo en otras ramas del mismo pie, sino también en pies genéticamente relacionados con el emisor. En definitiva, sin contacto físico una planta concreta advierte del peligro a sus parientes cercanos con más eficiencia que si no son parientes.